martes, 19 de mayo de 2009

Pequeños heroes cotidianos.

Ahora que llegan tiempos cálidos y el clima de las tardes se encarga de que el sudor aparezca espontáneamente en nuestras rabadillas es el momento en el que empiezo a frecuentar prácticamente cada tarde el Jet-Set, mas conocido como el Bar Canódromo o el Canódromo a secas.



Esta terraza, situada en el parque del Canódromo (De ahí el nombre, sin mucho sentido ya que nunca se ha realizado carrera de perros alguna en ese terreno que yo sepa) es una autentica maravilla para pasar cualquier tarde. Tiene zona de sol, zona de sombra, zona totalmente al aire libre (No se aprecia en la foto), zona algo más interior (La central) y jarras de granizado de limón con cerveza Ambar que son una gozada. Con cada bebida te sirven unos cuantos maices para picar, las vistas del parque son preciosas y el servicio a la mesa, ninguna queja. De por si la terraza ya es bastante atractiva, ya que los precios son muy económicos (Encuentra una Terraza en Zaragoza en el que el tercio de cerveza te salga a 1,80 y la jarra a 3€…) solo superados por el Linacero, otro bar digno de mención, que lleva abierto desde antes de que yo naciera y cada tarde, desde las 5 hasta las 8, ofrece tercios de Ambar a un euro. No tiene terraza ni tan buen ambiente como el Canódromo, pero tampoco está mal.

Pero lo que realmente me atrae del Canódromo es su dueño: Diego. Diego tiene 37 años y lleva currando en la Terraza desde que la pisé por primera vez, ni me acuerdo por que fecha. Está diplomado en Bellas Artes y en el mismo bar tiene un pequeño taller donde pinta de todo, la última vez que entré estaba haciendo un fondo para el espectáculo de marionetas de su padre. Diego es… Un buen tío, con todo lo que ello representa. Aparenta bastante menos de su edad y siempre encuentra un hueco para tener una charla con sus clientes si ellos lo desean, pese a solo tener una camarera y mucho trabajo. Con el puedes pegarte horas hablando de política, actualidad, sociedad, futuro, la ciudad… Prácticamente cualquier cosa menos Futbol, deporte que odia con toda su alma por ser, como el llama “El gran circo de nuestra era”. Aparte de todo siempre se preocupa por ti, le puedes contar tus problemas, pedirle consejo… Siempre encuentra un hueco, y es comodísimo hablar con una persona así de amable.

La razón por la cual este hombre me cae tan bien es, además, por la manera que tiene para tratar a los jóvenes. Currar en la única terraza de un parque tan pequeño especialmente conocido porque la policía nunca pasa por ahí hace que cada jueves, viernes y sábado se enfrente a centenas de críos y no tan críos haciendo botellón en el parque. Según la ley el tiene obligación de llamar a la policía si ve una actitud de este estilo, pero el nunca lo hace, a no ser que las cosas se pongan muy feas. El arma de Diego es la diplomacia, y cada noche que paso por ahí lo veo hablando con grupos de jóvenes haciendo botellón pidiéndoles razonadamente si pueden hacerlo lejos del bar, para no dañarlo en exceso. A nosotros mismos nos lo hizo un día, sin gritos, sin malos modales. Simplemente hablándote como a una persona y pidiendo que actúes en consecuencia. El siempre dice que se sigue sintiendo joven, no igual de estúpido, pero con el mismo espíritu. Esta manera de actuar tan cordial a veces consigue que se le suban a la chepa grupos de gente menos decente (Por el parque abundan sobre todo Redskins, Punks y Cós [Canis Maños]) pero también sabe como tratarlos a ellos, todo un as del diálogo.

El problema viene cuando le toca ser el malo a veces, como negar a unas chicas menores borrachas el acceso al baño (Si justo viene la policía le cae una multa de cuidado), impedir que la gente fume porros en las mesas cercanas al bar (Y aun te dice que te vayas a las mas alejadas, que así puede fingir que no te ve) o no dejar a aquellos que vienen con botellas compradas en otro establecimiento el acceso a las mesas (Totalmente lógico). El pobre hombre se ha enfrentado a todo: Pintadas, meadas, botellas rotas… Cada mañana que vuelve a abrir el bar le espera alguna sorpresa de la cual se tiene que encargar el de su limpieza. Lo de las pintadas fue lo que mas costó, y lo pudo apañar el, pero hay que ser desgraciado y cobarde para llenarle el bar de pintadas por la noche llenas de insultos por que no te han dejado entrar al baño o te han pedido que te alejes, es que manda huevos…


Por todo ello y por su modo de ver la vida, mañana brindaré por Diego con una Ambar bien fresquita, en su bar por supuesto, y aquel con el que brinde será él mismo.

Saludos.

Meph.

4 comentarios:

Lectora de cómics dijo...

A veces parece mentira que exista gente así, uno se acostumbra tanto a malajes y cabronías que cuando te encuentras alguien decente parece que vuelve a haber esperanza para la humanidad.
Espero que no le quiten el bar por culpa de cuatro mataos sin cerebro y si hace falta haced movilización popular.

Ukio sensei dijo...

Y luego los arqueólogos presumen de haber encontrado ellos el eslabón perdido.

Nmogadah dijo...

Es indignante. ¿Como se puede ser tan becerril, miserable y rastero? Es una injusticia lo que le ha pasado.

Ojala tenga suerte y pueda conservar su negocio.

alea dijo...

Yo lo conocí el otro día , no hablé con él, solo sentí muy buen rollo en su manera de servirnos las cañas, su sonrisa y la forma en que se movía de aqui para allá con los clientes. Luego un amigo me dijo que era un tio especial. Lo apoyaremos si alguna vez lo necesita!