Hallábame hoy haciendo la compra -profusa ella, lo necesario para sobrevivir hasta mi partida a tierras mañas en estas fiestas- cuando, mientras buscaba la etiqueta “Curry” entre los clónicos botes de especias marca Eroski, fui abordado por una anciana. No fue un abordaje en todas las de la ley, no hubo galeotes, garfios ni timones virando de por medio, pero he de decir que su voz rasgada me pilló por sorpresa, y poco faltó para que provocara un derrumbe masivo de los tarros de condimentos que tenía frente a mí, lo cual hubiera dejado más que adobado el suelo del pasillo 3.
“Perdona hijo”, me tuteó la susodicha. “¿Podrías alcanzarme el orégano de tal marca?”. Yo accedí inmediatamente e inicié la ruta de las especias. Mientras tanto, la anciana arrancó con un relato apasionado acerca de su juventud, cuando podía encontrar un kilo del dichoso orégano por poco más de dos pesetas. Nada estaba más lejos de mi intención que iniciar un coloquio acerca de la inflación y la deflación de la moneda con una octogenaria tras una soporífera clase de Publicidad, de modo que asentí complacientemente y proseguí con mi labor de busca y captura. Cuando por fin lo encontré -es increíble la cantidad de botecitos que hay en la endemoniada especiera- la mujer ya había llegado al punto en el cual soltó una frase jamás oída: “Y ahora, con Zapatero y la crisis, ¿dónde vamos a parar?”.
“No se preocupe señora”, dije intentando tranquilizarla, a la vez que le tendía el tarrito elegido. “Si en las próximas elecciones gana el PP y todo se arregla, tranquila”. “Dios te oiga hijo mío”, me comentó algo aliviada. “Qué seguro se te ve de ello”. “Es ley de vida, o mejor dicho, ley de España”, comenté mientras agarraba mi carro portátil. “Porque en este país de la pandereta, el gobierno se pasa los dos primeros años tratando de arreglar un poco el desastre del anterior y los dos últimos intentando aferrarse al poder con todos los medios”, continué mientras extendía el asidero retráctil. “Y nosotros durante ese tiempo olvidamos lo que hizo el partido X para que votáramos en su contra, y sólo lo vemos como la solución al problema actual.”, concluí mostrando una última sonrisa, tras la cual me despedí. Y la anciana, con sus ojos cansados, me asintió desconcertada, sin entender un carajo.
Estamos en crisis; no sólo económica, sino de neuronas.
Y yo sin mi curry.
lunes, 15 de marzo de 2010
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8 comentarios:
Totalmente de acuerdo con esto:
"Porque en este país de la pandereta, el gobierno se pasa los dos primeros años tratando de arreglar un poco el desastre del anterior y los dos últimos intentando aferrarse al poder con todos los medios"
Vaya pedazo de discurso... no lo había visto ni lo hubiera hecho, que a mí Rocky no me gusta! Me lo apunto!
De entrada que a mi no me pasan estas cosas (los viejos me temen), pero si hubiese pasado, le habría dicho algo como "Qué marca de orégano dice? Gurtel?"
Amos a dejarlo correr, lo último que quiero es mal rollo en mi blog.
Mierda, me perdí el debate de los comentarios xD
Pero estoy de acuerdo con Lean, esa frase es sabiduría en forma de entrada de blog.
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